Clarkson... sobre conducir y beber

Artículo escrito por Jeremy Clarkson, publicado en la versión australiana de la web de Top Gear, y traducido libremente por un servidor.

En casa tengo un par de recreativas del Sega Rally, donde dos personas se pueden picar compitiendo en distintos tramos de rallyes a bordo de un Lancia Delta Integrale o un Toyota Celica GT4. Eran lo último hace diez años, y en algunos aeropuertos del norte de Inglaterra todavía lo son.



Obviamente, como las tengo en casa y no me cuestan nada las partidas, soy un hacha. Os garantizo que os daré una paliza, aunque tengáis ocho años, o seáis quienes programasteis el juego, permitiendo a los verdaderos expertos convertir los coches de tracción total a tracción trasera, lo que los hace todavía más rápidos. Y por si acaso no os lo creéis, mis 10 mejores tiempos que hay guardados en la maquinita se parecen a la diana de un tirador experto: los 8 primeros son idénticos, y los dos siguientes solo están a una milésima de segundo.


Aquí está lo curioso del caso. Si pruebo a jugar justo después de haber bebido un vasito de vino, no puedo ni acercarme a mi mejor registro. Soy mucho más lento, a veces por más de 2 décimas.

Es extraño. Beberte un vaso de vino no me hace sentirme distinto en modo alguno. Me puedo tocar la nariz, puedo recitar sin problemas 'Peter Piper' o ponerme a la pata coja sin esfuerzo. Hasta nuestro obsesivo gobierno controla-todo está de acuerdo en esto. Pero el "experimento Sega" me demuestra que solo un poco de alcohol afecta, de modo notable, las reacciones de un hombre hecho y derecho que pesa 100 kg.

Después de dos botellas de vino y un par de combinados de vodka, me subo por las paredes. Una vez, estaba tan borracho que era casi medio segundo más lento que estando sobrio. Y en otra ocasión, en el tramo del bosque, me quedé literalmente dormido. Por eso, y que no quede ninguna duda, no voy a sugerir en ningún momento que beber no afecta nuestra capacidad para conducir. Lo hace. Fin.

De todas formas, a pesar de esto, he decidido que se debería permitir que la gente condujera su coche aunque estuvieran completamente trompas, hasta el punto de perder el control de sus esfínteres.

Aquí está el porqué. Somos seres humanos, lo que hace que de natural seamos seres gregarios. Nos gusta la compañía de otras personas, y nos ponen nerviosos los solitarios. Imaginamos, de forma correcta, que la gente que disfruta de su propia compañía posee extensas colecciones de cuchillos y sueña con entrar un día en una tienda y ponerse a pegar tiros a todo lo que se menea.

Para apagar nuestra sed de compañía, el mundo está repleto de lugares donde la gente puede acercarse a convivir. Pubs, clubs, restaurantes, etc. Y como el alcohol nos desinhibe y nos libera de nuestra timidez, se suele servir en estos lugares para ponernos a tono. Una noche de farra con amigos, unas cuantas rondas, unas risas. La vida no tiene momentos mucho mejores que estos.

Pero cuando tienes que volver a casa, tristemente la cosa no puede ponerse peor.

Obviamente, no puedes utilizar el autobús, porque si estas en la ciudad, no tienes ni idea de adonde te va a llevar, y aunque consigas subirte a alguno que vaya remotamente cerca de casa, alguien te echará la pota en los pantalones y encima te dará una puñalada en el corazón por el mero hecho de quejarte.

Si no estás en la ciudad, puedes esperar lo que quieras en la parada del autobús, porque no vendrá hasta que se haga de día, y para entonces habrás muerto de hipotermia. En definitiva, que cualquiera que utiliza un autobús en estas condiciones o acaba lleno de vómito y muerto, o directamente muerto.

¿Un taxi? De nuevo tenemos los dos casos: en ciudad, hay montones de taxistas que te llevarán a casa, siempre y cuando no te importe que te violen por el camino. En el campo, directamente no hay taxis.

Donde yo vivo, cerca de una ciudad comercial en los Cotswolds, podría llamar un taxi a las 11 de la noche, y puedo garantizar que no llegará hasta octubre. Y para entonces, aunque haya tenido una noche "movidita", estoy seguro de que estoy lo suficientemente sobrio como para poder conducir.

Así que si no quieres que te violen o te asesinen, la única forma de llegar a casa es en tu propio coche. Pero si lo haces, o bien te estamparás contra un árbol, muriendo al instante, o te parará la Guardia Civil. Entonces perderás el carné de conducir y a tu familia, que te abandonará porque también perderás tu trabajo y por tanto, tu dinero.

En definitiva, te quedan dos opciones: o te quedas en casa coleccionando cuchillos, o sales y no bebes, en cuyo caso serás el aburrido de la pandilla, tus amigos pronto no querrán verte más y al final te quedarás solo, en tu ático, descargándote fotos de perros desmembrados y soñando con el día en el que puedas liarla parda con un AK-47.

Hace mucho años, desarrollé una solución a este problema. En resumen, sería algo así: si has salido y has bebido, puedes volver a casa conduciendo, pero solo si colocas un intermitente verde sobre el techo del coche. Y aquí viene la parte interesante: si conduces con la luz encendida, no puedes pasar de 20 km/h.


Piénsalo. La gente que vaya conduciendo, pero que no haya bebido, te verá con la luz sobre el techo, y tendrá tiempo de prepararse para cruzarse contigo, dejándote un montón de espacio en previsión de un choque. Y como vas tan despacio, aunque te estampes contra una parada de autobús o un árbol, apenas te harás unos rasguños.


Así pues, gracias al sistema de la luz verde, podrás llegar a casa sin que te violen o te asesinen. Es más, al día siguiente el coche estará a la puerta de tu casa, y no a 20 kilómetros, en la puerta del pub donde te pusiste fino.

Hay, por otra parte, una medida más en mi plan. Si te pillan conduciendo bebido sin la luz verde en el techo, el policía-ejecutor que te pille te pegará un tiro en la sien. Si el gobierno introdujera este justo e inteligente sistema para que llegues a casa seguro, y además en tu propio coche, lo mínimo es que sigas las reglas. En caso contrario, la muerte instantánea será el castigo para el infractor.

De igual modo, si se pilla a algún bebedor conduciendo a más de 20 km/h con la luz parpadeando en su techo, se le pondrá una bolsa de papel en la cabeza y será reducido a pulpa a base de porrazos: si estás lo suficientemente sobrio para acordarte de poner la luz en el techo y de encender el coche, estás lo suficientemente sobrio como para mantener la velocidad a raya. No hay excusa que valga.



Yo creo que si mi sistema fuera utilizado, el número de pubs que cierran actualmente sería mucho menor. También creo que la gente se animaría a salir más, y por tanto el país sería un lugar más alegre, más civilizado. Esto, en consecuencia, reduciría las posibilidades de que una tragedia con la de Hungerford se repitiera.

Sinceramente, yo creo que mi plan no tiene ninguna pega, pero nunca se llegará a implantar por tres razones. Uno: dejar hacer algo que antes estaba prohibido no es algo que suela hacer el gobierno. Nunca nada se "desprohibe". Dos: sin las multas por conducir bebidos, los ingresos del estado por multas serían mucho menores. Y tres: cuanta más gente pueda ser excluida de las carreteras, más fácil es para el gobierno justificar su tan publicitado esfuerzo por disminuir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Fuente: Top Gear Australia

Compartir
Etiquetas: , | 3 comentarios

3 comentarios:

Anónimo dijo... @ 8 de junio de 2009, 11:49

Estoy totalmente de acuerdo. Soy español (gallego de Galicia viviendo en otra comunidad de España, pero eso si ademas de Gallego soy Español, y no como otros...) y creo que debiera estudiarse la implantación de estas medidas aquí. Es más, al Guardia Civil que 'pille' al bebedor infringiendo una, varias o todas las normas, deberian darle una paga extra a modo de incentivo; y al conductor sancionarle con doble importe del impuesto de circulacion y del seguro, con cargo inmediato. Cuando te tocan el bolsillo, aunque estés 'pedo', te espabilas...

Anónimo dijo... @ 10 de junio de 2009, 20:32

Bravísimo!!!! gracias por el curro de haberlo traducido

Anónimo dijo... @ 18 de octubre de 2009, 22:07

Me parece buena idea, tengo 43 años y ahora me fastiadiaría bastante sufrir una sanción de estas que ha puesto el señor jefe de tráfico... si ahora que ya me he moderado mucho. De joven salía a pedo por fin de semana (cuando no dos) y en verano me movia de pueblo en pueblo, aunque tenía un mínimo de raciocinio que me decía que no pasara de 60, esto demuestra que la teoría del Sr. Clarkson no va mal encaminada, si quitamos lo de las ejecuciones sumarias. Luego ¿quien pagaría los gastos de sepelio?